
Las radiografías dentales son un tipo de imagen de los dientes y la boca. Los rayos X son una forma de radiación electromagnética, justo como la luz visible; sin embargo, su energía es mayor y pueden penetrar el cuerpo para formar una imagen en una película.
Las estructuras que son densas, como las obturaciones de plata o restauraciones metálicas, bloquearán la mayoría de los fotones y aparecerán de color blanco en la película revelada. Las estructuras que contienen aire aparecerán de color negro en la película, mientras que los dientes, los tejidos y los líquidos, aparecerán como sombras de color gris.
Las radiografías dentales que tomamos son las siguientes:
Radiografía de las piezas dentarias posteriores tanto superior como inferior (molares y premolares) que permite detectar caries entre una pieza dentaria y otra (en sus superficies proximales), las cuales no son detectables en un examen clínico visual.
Este tipo de radiografía está indicada en una gran cantidad de situaciones de patología oral y maxilofacial. Es una herramienta de diagnóstico de primer orden y se usa preferentemente en Ortodoncia, Implantología, Odontopediatría, Periodoncia, Cirugía Bucal y Máxilo Facial.
Son radiografías de mayor tamaño, útiles para la localización de lesiones en el tejido óseo y conocer su relación con piezas dentarias adyacentes.
Con esta radiografía observamos toda la pieza dentaria y su hueso. Es útil para observar lesiones a nivel de la raíz del diente o lesiones óseas.
Son radiografías que muestran todas las piezas dentarias, corona, raíz y hueso. Sirven para detectar caries, lesiones apicales y lesiones del tejido óseo adyacente.
Es una radiografía extrabucal, lateral o frontal, que proporciona imágenes muy nítidas de los dientes y huesos de la cara del paciente
Es una técnica de gran utilidad en odontología y especialmente en la ortodoncia, ya que permite obtener medidas del cráneo a partir de radiografías que luego se calcan sobre un acetato para establecer los puntos anatómicos más significativos